Alien: Covenant (Alien: Covenant)
Dirección: Ridley Scott. Guión: John Logan y Dante Harper, sobre un argumento de Jack Paglen y Michael Green, basado en los personajes creados por Dan O'Bannon y Ronald Shusett. Intérpretes: Michael Fassbender, Katherine Waterston, Billy Crudup, Demián Bichir, Danny McBride, Carmen Ejogo, Jussie Smollett, Amy Seimetz, Callie Hernandez, Benjamin Rigby, Alexander England, Uli Latukefu, Tess Haubrich, Guy Pearce, Noomi Rapace, James Franco. Duración: 122 m. Año: 2017. Producción: Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y EE.UU.


Ridley Scott se lo ha tomado en serio: ha recuperado personalmente, con ganas e ideas, la saga que inició con "Alien, el octavo pasajero" (1979). Primero con "Prometheus" (2012), donde dibujaba un panorama filosófico existencial muy atractivo, y ahora con "Alien: Covenant", donde mantiene la misma línea de pensamiento pero volviendo a recurrir a buenas dosis de terror y acción. Y, cierto que la esencia de la película original era ese ancestral miedo que desprendía una criatura tan extraña y letal como sumamente inteligente, pero el director está dotando a este planteamiento de un marco muy amplio que enriquece y da sustancia a la historia. Sí, los alien siguen dando pavor y confirman su función de arma biológica de destrucción masiva, pero nuevas formas de terror se ciernen sobre este universo. Y, además, se lanzan preguntas terriblemente interesantes, como "¿quién crea al creador?". Por otro lado, se mantiene otra característica de la saga: el personaje femenino fuerte, bien interpretado por Katherine Waterston (menos fortuna tiene James Franco je, je), que acaba asumiendo el mando y poniendo a raya a los malos. O eso cree ella... La respuesta, en el próximo filme.
Cinelandia.
Resulta paradójico que me anime a continuar una saga (que como casi todas debería estar ya cerrada) por la mayoría de opiniones coincidentes en cuanto a que esta nueva entrega suponía un retorno a los orígenes de la misma, con mayor protagonismo de lo que ahora se viene a llamar xenomorfo (antes simplemente bicho, je, je) y el terror que genera más unas cuantas buenas dosis de acción y que lo que más me acabe gustando sea ese aspecto filosófico-existencial que en el anterior capítulo fallido de "Prometheus" (2012) me aburrió soberanamente. Y es que lo esperado no pasa de rutinario, rodado sin alma, con los nuevos personajes carentes de carisma (nada que ver Sigourney Weaver y su personaje de Ripley con Katherine Waterston y su asustada Daniels, las comparaciones suelen ser odiosas) y de una previsibilidad que irrita, incluido ese final encaminado a estirar el chicle que se ve venir desde muy lejos; y en cambio aquello tan cargante y pretencioso de quiénes somos y de dónde venimos, por mor de un Michael Fassbender en estado de gracia con su doble papel de sintético, se torna mucho más comprensible e interesante (algo así como una vuelta de tuerca a la teoría evolutiva de Darwin en cuanto a que los hijos acaban por devorar a sus padres, sin dejar de lado esa maldad intrínseca que conlleva cualquier creación del ser humano).

Álex.