Star Wars IX: el ascenso de Skywalker (Star Wars: Episode IX - The Rise Of Skywalker)
Dirección: J.J. Abrams. Guión: Chris Terrio y J.J. Abrams, sobre un argumento de Derek Connolly, Colin Trevorrow, Chris Terrio y J.J. Abrams, basado en los personajes creados por George Lucas. Intérpretes: Daisy Ridley, Adam Driver, Oscar Isaac, John Boyega, Carrie Fisher, Mark Hamill, Anthony Daniels, Naomi Ackie, Domhnall Gleeson, Richard E. Grant, Lupita Nyong'o, Keri Russell, Joonas Suotamo, Kelly Marie Tran, Ian McDiarmid, Billy Dee Williams. Duración: 141 m. Año: 2019. Producción: EE.UU.


Concluye aquí la tercera trilogía y la historia de nueve películas de "Star Wars" creada por George Lucas en 1977 y que ha sido culminada por manos ajenas bajo la producción de Disney. Sobre este último capítulo cabe decir que, estando bajo la solvente dirección de J.J. Abrams, se mantienen las constantes básicas del relato: trepidantes aventuras espaciales, enfrentamiento entre el Bien y el Mal (con sus crecientes claroscuros), el peso de la redención y el poder de la amistad, alejándose de las implicaciones políticas de la segunda trilogía, así como de los nuevos hallazgos mostrados en la anterior "Star Wars VIII: los últimos Jedi" (Rian Johnson, 2017). En este sentido, "El ascenso de Skywalker" no defrauda y supone no solo un cierre totalmente coherente y muy entretenido (desvelando algunos secretos impactantes), sino que también resulta un nostálgico homenaje a los personajes míticos, al tiempo que resalta las virtudes de los nuevos héroes. La conclusión es evidente (aunque menos potente que en la película precedente): cualquiera puede ser un Skywalker, cualquiera tiene en su mano ir hacia un lado u otro de la Fuerza. Es una moraleja estupenda que pervive a la falta de riesgos del filme que, por lo demás, nunca ha dejado de integrar una saga en la que lo realmente importante es el entretenimiento. ¿Continuará...?
Cinelandia.
Bastantes horas después de su visionado, creo que sigo más apenado porque el cierre de la saga más icónica de la historia del cine no me haya parecido a la altura que por el hecho en sí mismo (máxime cuando los intereses monetarios en cualquier momento pueden decidir lo contrario). No me importa tanto que se haya querido contentar a los fieles seguidores recurriendo a la nostalgia como que las fórmulas utilizadas sean arbitrarias, gestionando mal los tiempos de las sorpresas y acabando por ser previsibles. Al menos resulta indiscutible la moraleja final de que la fidelidad a los lazos sanguíneos no siempre es lo acertado y que la identidad propia, como el camino a seguir, es algo que se puede elegir; sin duda lo mejor de la película junto con los siempre agradecidos momentos de humor (estos sí muy reconocibles), el carisma de algunos de los personajes más noveles (Rey y Poe Dameron, sin duda, al frente) y su sentido del entretenimiento. Reconozco que me hubiera gustado derramar alguna lagrimita, pero se ve que no era el día ni el filme indicado...

Álex.