Banderas de nuestros padres
(Flags Of Our Fathers: Heroes Of Iwo Jima)
Director: Clint Eastwood. Guión: Paul Haggis y William Broyles Jr., sobre el libro de James Bradley y Ron Powers.  Intérpretes: Ryan Phillippe, Jesse Bradford, Adam Beach, Paul Walker, Jamie Bell, Neal Mcdonough, Barry Pepper. Duración: 132 m. Año: 2006. Nacionalidad: EE.UU.


Lo más interesante de "Banderas de nuestros padres" (preludio de la, esperemos, mejor continuación "Cartas desde Iwo Jima") es esa desmitificación que desmonta pieza por pieza el heroísmo de la guerra: ¿quiénes son realmente los héroes? No, nadie puede estar orgulloso en un conflicto bélico, aunque éste fuera la "necesaria" y "noble" Segunda Guerra Mundial, en concreto, el enfrentamiento entre Estados Unidos y Japón en el Pacífico. También es apreciable la combinación de escenas bélicas (las menores, pero bien narradas) con el drama, que acaba siendo lo más importante, y cuya intensidad, ay, queda algo diluida por algún flash-back reiterativo y un clímax que no acaba de conseguirse. No, Eastwood puede hacerlo mejor (ahí están "Million Dollar Baby" -2004- y "Mystic River" -2003-), y así podrá ser en "Cartas desde Iwo Jima", la visión del mismo conflicto bélico desde el punto de vista japonés.
Cinelandia.
Una vez más el maestro Clint nos muestra su buen hacer en esta cinta bélica (¿o es anti-bélica?), que en principio parece querer contarnos lo que ocurrió en la batalla de la isla de Iwo Jima entre "yankees" y "japos" allá por febrero de 1945 y lo que realmente nos muestra es la íntima relación que mantienen guerra y propaganda y de cómo una situación puede ser manipulada con tal de conseguir el objetivo final. Ni que decir tiene que el sufrimiento y sus consecuencias entre los que participaron en una guerra como la del Pacífico quedan perfectamente reflejados en el film, si bien el hecho de elegir (con la loable intención de darle un plus de realidad más a la historia)  un reparto joven y relativamente desconocido le resta fuerza interpretativa, pudiendo el espectador sentir que la angustia que suelen destilar los últimos títulos del director no se agarra al estómago con la fuerza habitual y haciendo que la película no sea la obra maestra que algunos esperaban/mos. De cualquier forma el resultado final es más que bueno y podemos apostar sobre seguro que segundas partes para Mr. Eastwood siempre fueron mejores que las primeras, y si no esperen y vean...

Álex.