Contratiempo
Dirección: Oriol Paulo. Guión: Oriol Paulo y Lara Sendim. Intérpretes: Mario Casas, Bárbara Lennie, José Coronado, Ana Wagener, Francesc Orella, Paco Tous, David Selvas, San Yélamos, Iñigo Gastesi. Duración: 106 m. Año: 2016. Producción: España.


Al director Oriol Paulo le gusta jugar con el espectador a través de este thriller en el que relata la reconstrucción de un crimen que tratan de llevar a cabo contrarreloj el sospechoso principal del delito y su asesora judicial. Cabe resaltar lo atractivo del planteamiento, aunque en el desarrollo parece que se quiebra a veces la verosimilitud, pero aguanta bien hasta el final. Y es que el motivo principal de las dudas que genera la película no está tanto en la apuesta por las secuencias narradas desde distintas versiones de los hechos (y que pueden llevar al espectador al despiste, aunque no a poco que uno esté bien atento), sino en las limitaciones de un actor llamado Mario Casas, que no aporta las aristas necesarias, y, sobre todo, en que el personaje que se convierte en central del relato (y que supuestamente se descubre al final) no funciona porque se delata enseguida el secreto. Entretenimiento garantizado, en cualquier caso, y apuntes de buen cine, aunque recomendamos encarecidamente al director un visionado profundo de "La huella" (Joseph L. Mankiewicz, 1972).
Cinelandia.
Adrián Doria (Mario Casas), joven y exitoso empresario, despierta un día en la habitación de un hotel junto al cadáver de su amante (Bárbara Lennie). Es acusado de asesinato y decide contratar los servicios de Virginia Goodman (Ana Wagener), prestigiosa preparadora de testigos. En el transcurso de tres angustiosas horas trabajarán para encontrar una duda razonable que le libre de la cárcel. Completa el reparto un José Coronado algo sobreactuado, pero convincente en su papel. La película te atrapa desde el primer instante, ya que durante el desarrollo de la trama hay distintas visiones de un mismo hecho (que yo creo que no son giros de guión, como otros lo han llamado), con conexiones a veces algo complejas pero que tienen su sentido y se resuelven en unos minutos finales llenos de tensión. Aquí, el que parpadea se lo pierde. Como aspecto negativo yo diría que la apuesta sumamente arriesgada de la elección de actores para determinados papeles no está tan bien resuelta como debiera, porque aquí hasta el menos avezado observador cinéfilo puede que pierda cierta tensión al presuponer un final que parece obvio. En su contra también juega que las distintas opciones de resolución de la trama son, a veces, contrarias a lo que se había planteado hasta ese momento, lo que crea en el espectador un cierto desasosiego. No es tan descarado como en la anterior película de su director ("El cuerpo", 2012) pero es cierto que se le puede acusar de giros bruscos de guión. Aun así es una película muy interesante.

J.J.
Ando todavía perplejo con el director Oriol Paulo (¿o debería decir "trilero"?), que no contento con llevar de la mano al espectador (como si fuera un niño pequeño) por un circo de tres pistas de pirueta en pirueta sin red abajo que amortigüe el inevitable batacazo, se reserva para el final el truco más burdo de todos, si es que de verdad quería sorprender a alguien mínimamente avezado (que yo aún no lo tengo claro...). Ante esto, la imposible declamación de Mario Casas es el mal menor de un filme carente de credibilidad (y todo thriller de suspense que se precie la necesita), tramposo y efectista como pocos, en el que sólo cabe destacar el trabajo actoral de unas excelentes Ana Wagener y Bárbara Lennie.

Álex.