La forma del agua (The Shape Of Water)
Dirección: Guillermo del Toro. Guión: Guillermo del Toro y Vanessa Taylor, sobre un argumento de Guillermo del Toro. Intérpretes: Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg, Lauren Lee Smith, David Hewlett, Nick Searcy. Duración: 123 m. Año: 2017. Producción: EE.UU.


Del Toro ha conseguido probablemente con "La forma del agua" su película más elegante, dentro de su propio estilo, claro (a mí personalmente me sigue gustando más el gótico de "La cumbre escarlata" -2015-). Es decir, una fábula de desbordante fantasía combinada muy acertadamente con un contexto social muy concreto, que da pie a una valiente defensa de los diferentes, los débiles. En ese mundo, una chica muda y poco agraciada tiene como amigos a un señor mayor gay y a una compañera de trabajo negra, y conoce a un extraño ser acuático mezcla de humano y anfibio encerrado y maltratado en un laboratorio secreto en plena Guerra Fría. Todos seres nobles rodeados de una sucia realidad que les deja al margen. La puesta en escena de Del Toro es impecable y las actuaciones, sobresalientes. Sin embargo, el director parece forzarlo todo un poco hacia el final: la relación entre los protagonistas, la huida, la resolución... Quizá un poco más de templanza le hubiera quedado mejor. Aun así, es una historia donde es mejor olvidarse de prejuicios y dejarse llevar...
Cinelandia.
Sin abandonar, ni mucho menos, su particular universo y la habitual estructura de fábula que incluye reivindicación de los débiles y excluidos (muy oportuna la extrapolación a los tiempos actuales que vivimos de agitación social por parte de ciertos colectivos), es posible que a Guillermo del Toro le haya salido su mejor película. Una historia de amor (¿qué es si no todo filme que se precie?) en la que, si bien es cierto que hay que hacer un esfuerzo de abstracción para creérsela como motor del relato dado su carácter (casi) zoofílico, caben una puesta en escena elegante, actuaciones convincentes y (esto es lo mejor del filme) un clasicismo que le hace muy bien al conjunto (y que, otra vez la baza temporal jugando a su favor, le puede reportar pingües beneficios en los inminentes premios de la Academia Cinematográfica estadounidense), con una banda sonora brutal de Alexandre Desplat a la cabeza y continuos guiños al Hollywood dorado. En definitiva, un filme notable del particular director mexicano, aunque todavía deberá esperar a su obra maestra como algunos ya se habían precipitado en proclamar...

Álex.