Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge)
Dirección: Mel Gibson. Guión: Robert Schenkkan y Andrew Knight. Intérpretes: Andrew Garfield, Vince Vaughn, Hugo Weaving, Teresa Palmer, Sam Worthington, Luke Bracey, Rachel Griffiths, Richard Roxburgh, Matt Nable, Nathaniel Buzolic, Ryan Corr, Goran D. Kleut, Firass Dirani, Milo Gibson, Ben O'Toole. Duración: 139 m. Año: 2016. Producción: Australia y EE.UU.


La historia real de Desmond Doss, un objetor de conciencia que, no obstante sus creencias, se alistó en el ejército para combatir en la Segunda Guerra Mundial, eso sí, sin disparar un solo tiro y rescatando a 75 soldados es contada por Mel Gibson con buena mano técnica y una visión argumental tan amplia como irregular. Por un lado, incide al principio en la vida personal del protagonista buscando los orígenes de sus ideas en su relación con un padre violento, traumatizado precisamente por la Primera Guerra Mundial. Luego se embarca en unos momentos cruciales, cuando Doss inicia su preparación militar, es considerado un cobarde por no querer disparar y es maltratado y llevado a juicio, en tanto que se desgranan ciertos momentos de comicidad a cargo de un acertado Vince Vaughn como implacable sargento instructor, lo que no deja de ser ya un lugar común visto en otras películas, como "El sargento de hierro" (Clint Eastwood, 1986) o "La chaqueta metálica" (Stanley Kubrick, 1988). Finalmente, la violencia se desata en toda su magnitud al entrar en combate en Okinawa, donde Gibson nos ofrece algunas de las imágenes más logradas y detalladas de los destrozos físicos y psíquicos que produce una guerra, en la línea también de obras como "Salvar al soldado Ryan" (Steven Spielberg, 1998), incluido el esperado final heroico y la típica semblanza de malos-buenos establecida entre japoneses y estadounidenses, algo que acaba lastrando el filme.
Cinelandia.
Sólo Mel Gibson podría realizar una película antibelicista por el carácter del personaje, el soldado médico de campaña y objetor de conciencia Desmond Doss que se negó a portar armas durante la batalla de Okinawa para dedicarse exclusivamente a salvar vidas, y al mismo tiempo una exaltación patriótica y del heroísmo en el campo de batalla, algo que, junto con sus fuertes convicciones familiares y religiosas también aquí presentes en el personaje principal, son sus señas de identidad (como guinda para una película muy personal tenemos el alcoholismo y los malos tratos que ejerce el padre, creíble Hugo Weaving, en lo que bien pudiera ser un trasunto de sí mismo). Tras una primera parte (casi) idílica para presentar al protagonista, su entorno familiar, sus convicciones y el descubrimiento del amor de su vida (parte ésta pretendidamente almibarada en exceso para que contraste con la brutalidad posterior del conflicto), pasamos a otra en la que el periodo de reclutamiento (claro homenaje a otras referencias del género, con un divertido Vince Vaughn como sargento instructor) ya supone un problema para nuestro héroe por la incomprensión de sus superiores y compañeros que le consideran un cobarde y está a punto de ser declarado traidor tras juicio, y ya por fin llega el infierno del llamado desfiladero de Hacksaw en suelo japonés. Sin duda, lo mejor que se ha hecho en cine bélico en muchos años, con un realismo y una crudeza en la batalla como nunca antes se habían visto, no aptos para estómagos sensibles. Lástima, volviendo al inicio, por esa querencia de revestir la épica hasta límites increíbles y de ese exceso de patrioterismo que ya parece más propio de otra época, quizá la que le tocó vivir al héroe Desmond Doss...

Álex.