Un lugar tranquilo (A Quiet Place)
Dirección: John Krasinski. Guión: Bryan Woods, Scott Beck y John Krasinski, sobre un argumento de Bryan Woods y Scott Beck. Intérpretes: Emily Blunt, John Krasinski, Millicent Simmonds, Noah Jupe, Cade Woodward, Leon Russom, Doris McCarthy. Duración: 90 m. Año: 2018. Producción: EE.UU.


En su tercera película como director, el actor John Krasinski saca oro de una propuesta en principio austera, porque limita de forma extrema los sonidos, incluidos los diálogos. Pronto se desvela el misterio, puesto que una especie de invasores alienígenas altamente depredadores son ciegos pero tienen un oído realmente tan fino que los humanos están condenados a vivir sin hacer el mínimo ruido. No es esto lo que el cineasta quiere esconder o dosificar, por bizarro que sea, sino que, alejado del efectismo, plantea esta situación crítica de los personajes desde el punto de vista del suspense, de alguna manera al modo de un nuevo Alfred Hitchcock. Y lo logra con rotundo éxito. Por un lado, porque la falta de palabras se suple con potentes imágenes, refrendando una vez más aquello de que valen mil veces más, y, por otro, porque dosifica sabiamente, en un crescendo admirable, los momentos y situaciones de peligro o terror (tremenda la escena del parto), culminando con un final ingenioso. Una película de apariencia sencilla pero realmente grande.
Cinelandia.
O de cómo ser original en un género como el terror partiendo de un lugar común tan manido como es una distopía cuasi apocalíptica (tras aparente invasión alienígena); y es que el silencio es el absoluto dueño del filme, primero como hilo conductor al no poder hacerse ningún ruido si se quiere permanecer con vida y, por tanto, junto con los correspondientes efectos sonoros, ser capaz de generar una atmósfera angustiosa y, segundo, por el peso que conlleva, el cual cae a plomo sobre la familia protagonista, incapaz de comunicarse adecuadamente para sobrellevar la tragedia que están sufriendo. Muy bien actuada, en particular por esos padres abrumados por la responsabilidad de mantener a salvo a sus hijos de la forma más natural posible (la también pareja en la vida real John Krasinski y Emily Blunt), la cinta es un nuevo soplo de aire fresco para un género que, sin duda, pasa por un gran momento. Eso sí, es mejor en tanto en cuanto apenas se sugieren o se intuyen los bichejos alienígenas, o lo que sean, que cuando dan la cara en la parte final (sin que eso afecte a su resolución, muy correcta).

Álex.