Paulina (La patota)
Dirección: Santiago Mitre. Guión: Mariano Llinás y Santiago Mitre, en una versión de "Ultraje" ("La patota") -1960-, dirigida por Daniel Tinayre y escrita por Eduardo Borrás. Intérpretes: Dolores Fonzi, Óscar Martínez, Esteban Lamothe, Cristian Salguero, Verónica Llinás, Laura López Moyano. Duración: 103 m. Año: 2015. Producción: Argentina, Brasil y Francia.


Un interesante dilema moral bien planteado y desarrollado (con algún acertado cambio de punto de vista narrativo incluido), así como estupendamente interpretado por los dos principales actores. Por un lado está la hija (Dolores Fonzi) que, contra todo consejo paterno, desecha un posible brillante futuro como abogada en la ciudad para dedicarse a la enseñanza en una zona rural y pobre del país, donde se encuentra a su llegada con un choque cultural y social importante, y acaba sufriendo una violación por parte de unos chavales marginados (algunos de los cuales asisten a su propia clase). Y, por otro, el propio padre (Óscar Martínez), con larga carrera judicial y mucha influencia política, que no comprende la reacción de la hija. Y, efectivamente, el comportamiento de la protagonista es la clave del debate a que puede dar lugar el filme, así como su mayor fortaleza. Pero, al mismo tiempo, se muestra como su principal flaqueza, dado que resulta errático y contradictorio, e impide que la película pueda culminar mejor su propuesta.
Cinelandia.
Siempre es de agradecer como espectador cualquier propuesta que invite a la reflexión durante su visionado y al debate posterior a su finalización, y eso es lo que básicamente intenta el director argentino Santiago Mitre. Puede que no sea un filme subyugante o de los que enamore a primera vista, por su tono más bien adusto y por la dificultad de empatizar con el comportamiento idealista, casi quijotesco, de la protagonista (un papel femenino de carácter fuerte y reivindicativo, sin duda otro de los alicientes para verlo), empeñada en cambiar el mundo desde su vocación de maestra a desarrollar en un entorno rural empobrecido y castigado por la violencia, la cual sufrirá en sus propias carnes de una de las peores maneras posibles y que no conviene desvelar. Desde la incomprensión inicial de su padre por elegir su vocación docente en detrimento de lo que él considera un brillante porvenir en la carrera judicial, su camino se verá jalonado de incontables gigantes (¿o son molinos de viento?) con los que pelear de forma admirable y sin desmayo en busca de una verdad no sabemos si absoluta, pero que al menos es la suya...

Álex.