Todo ha ido bien (Tout s'est bien passé)
Dirección: François Ozon. Guión: François Ozon, en colaboración con Philippe Piazzo, sobre la novela de Emmanuèle Bernheim. Intérpretes: Sophie Marceau, André Dussollier, Géraldine Pailhas, Charlotte Rampling, Éric Caravaca, Hanna Schygulla, Grégory Gadebois, Judith Magre, Jacques Nolot, Daniel Mesguich, Nathalie Richard, Annie Mercier. Duración: 113 m. Año: 2021. Producción: Francia y Bélgica.


El peliagudo (y de necesario debate social) tema de la eutanasia, el poder decidir cuándo y cómo morir dignamente una vez que las circunstancias te hacen la vida insoportable o, sencillamente, humillante, es el eje central del filme, que, como es habitual en el cine de François Ozon, es tratado con sensibilidad, amplitud de miras y muy alejado de lugares comunes. Además, la familia protagonista (clase acomodada, relaciones frías, homosexualidad del padre...) escapa del marco típico esperado, lo que aporta también una historia con cierto nivel de sorpresa (aunque todos sepamos hacia dónde se encamina la trama), incluido ese final casi de thriller.
Cinelandia.
Dentro de que la postura del director galo François Ozon sobre un asunto tan espinoso como la eutanasia queda meridianamente clara en este filme, como buen director que es, tiene la habilidad de generar debate y controversia presentando un sujeto egocéntrico y lejano a lo que se puede considerar un buen padre y marido que chantajea emocionalmente a sus hijas para que le ayuden a acabar con su vida (y sin que su situación sea de incapacidad absoluta, algo importante), lo cual hace que el espectador se incomode a la hora de tomar partido. Se apoya en un sentido del humor negro (no podía ser de otra manera) y en la identidad sexual del protagonista (marca de la casa) para, después de un inicio rutinario, ir subiendo el nivel hasta trasladar esa ambigua mezcla de sensaciones que sufren los protagonistas a los presentes en la sala, cosa de indudable mérito...

Álex.