La última bandera (Last Flag Flying)
Dirección: Richard Linklater. Guión: Richard Linklater y Darryl Ponicsan, sobre la novela de Darryl Ponicsan. Intérpretes: Steve Carell, Bryan Cranston, Laurence Fishburne, J. Quinton Johnson, Yul Vázquez, Deanna Reed-Foster. Duración: 125 m. Año: 2017. Producción: EE.UU.


Estamos ante un filme que destila sensibilidad, amargura y verdad sobre las consecuencias de las guerras en unos exsoldados, con una lectura general que habla de las mentiras que cuentan los gobiernos para llevar a la gente a inmolarse. La muerte en la guerra post-11S del hijo de un antiguo combatiente en Vietnam, y su llamada desesperada a dos antiguos amigos del frente para que le ayuden a trasladar el cuerpo, desata toda una serie de sentimientos acerca de la inutilidad de todo el sufrimiento causado por unos conflictos bélicos que solo se crean en beneficio de intereses políticos puntuales. El planteamiento alrededor de ese padre (que también ha perdido a su mujer recientemente) y sus dos colegas, uno reconvertido a predicador (y que, por lo tanto, ejerce de voz amable y compasiva) y otro de vida errática y opiniones más críticas y burlescas (excelente Bryan Cranston), funciona muy bien. Solo un final de tono más suavizado resta redondez a una película realmente notable desde su sencillez y falta de pretenciosidad.
Cinelandia.
Como quedan los insectos en la tela de araña, atrapados sin darse cuenta, así puedes quedar ante la sencillez y la naturalidad de Richard Linklater, cercanas a la banalidad o trivialidad de lo cotidiano y no por ello menos importantes. No parece que ocurran muchas cosas en este filme de perfil bajo (algunos pensarán que menor, entra dentro de lo razonable) dentro de la filmografía del director texano, pero el reencuentro (provocado) de tres veteranos de la guerra de Vietnam le da para enviar un claro mensaje antibelicista sea cual sea el conflicto armado, dada la manipulación que las administraciones suelen ejercer sobre los mismos (incluido el dolor de los que orgullosamente sirven a ese su país que les engaña), a reivindicar el valor de la amistad con esa peculiar road movie en la que se embarcan los protagonistas (imponente Bryan Cranston, se come la cámara literalmente) y a mostrar esa lucidez, amargura y comicidad que, como decía al principio, forman parte de la vida en general y de la de cada uno de nosotros en particular...

Álex.