El luchador (The Wrestler)
Director: Darren Aronofsky. Guión: Robert D. Siegel.  Intérpretes: Mickey Rourke, Marisa Tomei, Evan Rachel Wood, Judah Friedlander, Ajay Naidu. Duración: 105 m. Año: 2008. Nacionalidad: EE.UU.


Darren Aronofsky ("Pi" -1998-, "Réquiem por un sueño" -2000-, "La fuente de la vida" -2006-) no sólo cambia radicalmente su habitual discurso fílmico (interesante, aunque) excéntrico, sino que logra una de las películas más intensas y sinceras que se pueden ver en las pantallas. La vida de un luchador (esa lucha americana que hasta ahora me parecía tan patética y que ahora veo de otra forma bien distinta, aunque la sigo considerando patética) a muchos años de distancia de su ya pasada leyenda gloriosa, es contada adoptando un enfoque muy indie, cercano y verídico, cámara al hombro, siempre tras este personaje rudo, entrañable y al límite, que pretende rehacer su historia personal con la hija desatendida y con la chica del club de alterne que le gusta, para acabar descubriendo que el ring es realmente su sitio, su vida. La película es totalmente absorbente, pero es que la actuación del reaparecido Mickey Rourke, al que uno no puede dejar de asociar con su propio personaje Randy "The Ram", es directamente insuperable y pasará a la historia como modelo ejemplar de luchador y perdedor de la vida.
Cinelandia.
Después de una presentación algo fría, cuyo cometido es descubrir el patetismo, las miserias y las trampas de un espectáculo (??) que jamás entenderé como es el "wrestling", emerge poderosa la figura de Randy "The Ram" Robinson (portentoso Mickey Rourke), uno de los mejores perdedores jamás vistos en la gran pantalla, desgarrador, entrañable por momentos y siempre convincente. Aferrado a un pasado glorioso del que apenas le queda el recuerdo e incapaz y temeroso de afrontar un presente duro y un futuro incierto al lado de una "stripper" también castigada por la vida (correcta Marisa Tomei) y una hija que le odia por no haber ejercido nunca de padre (grata sorpresa la de Evan Rachel Wood), se balancea toda la película al borde del abismo para acabar descubriendo que sólo le queda luchar como la sombra del héroe que en algún momento creyó llegar a ser. Rodada con estimable técnica, con una "steadycam" apostada estratégicamente en múltiples ocasiones detrás del personaje (genial la escena del primer día de trabajo en la charcutería, simulando la entrada a un ring) y un guión tan conciso como brillante, podría haber tenido más nominaciones a los Oscar que las dos por todos conocidas. Bienvenido a las historias convencionales, Sr. Aronofsky; si el resultado siempre va a ser tan positivo, espero se quede mucho tiempo...

Álex.